Jamón ibérico VS. Paleta ibérica: dos joyas distintas, una misma tradición.
El jamón ibérico y la paleta ibérica pueden parecer iguales a simple vista, pero en realidad son dos piezas con personalidad propia. Su origen en el animal, el tiempo de curación y los matices que ofrecen en la mesa las hacen únicas. Conocer estas diferencias no solo enriquece la experiencia, también nos ayuda a elegir con acierto la pieza que mejor acompaña cada ocasión.
De dónde viene cada pieza
Jamón ibérico: procede de las patas traseras del cerdo, por lo que suele ser más grande, con una forma más redondeada y carnosa. Tiene menos hueso proporcionalmente y permite extraer más carne útil. Su peso suele oscilar entre 7 kg y 8,5 kg, llegando algunas piezas incluso a los 10kg.
Paleta ibérica: proviene de las patas delanteras, más pequeñas y alargadas, con proporcionalmente más grasa y una carne más fibrosa debido al mayor movimiento que realiza esta parte del animal. Su peso suele oscilar entre 4 kg y 6,5 kg.
¿Cuál elegir?
La elección entre jamón y paleta ibérica no tiene una única respuesta, depende de lo que busques en la mesa. Factores como el tiempo de curación, la intensidad del sabor, la textura de la carne e incluso el presupuesto juegan un papel clave.
Jamón ibérico: tiene una curación prolongada, que puede extenderse entre 2 y 3 años en secaderos y otros 2 años adicionales en bodegas naturales. Lo que hace un total de entre 4 y 5 años. Su sabor es suave, meloso y con matices sutiles, reflejo de su grasa infiltrada y larga curación. Ideal para degustaciones largas y eventos donde el rendimiento y la elegancia marcan la diferencia, aunque su precio es más elevado debido a su mayor tamaño.
Paleta ibérica: Su curación es más breve, puede extenderse hasta los 24 meses, seguida de su paso por bodegas naturales, donde los maestros jamoneros determinan cuándo está lista. Se distingue por un sabor más intenso, excelente para momentos en los que se busca celeridad y piezas más prácticas tanto en precio como formato.
Tanto el jamón ibérico como la paleta ibérica son dos joyas nacidas de una misma tradición y de un mismo animal, pero con personalidades muy distintas. No se trata de decidir cuál es mejor, sino de elegir cuál se adapta mejor a tu momento. Porque en cada loncha se encuentra la esencia de nuestra cultura gastronómica: tiempo, cuidado y un sabor delicioso.
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